sábado, 22 de noviembre de 2014

La Llama

          Hoy es un día muy especial. Hace TRES AÑOS conocí a una bellísima persona y quiero dedicarle este texto a ella, porque lo que se escribe desde el corazón nunca caduca. Va por ti, recibe un abrazo enorme hacia el infinito.
(kiss)(heart)


Allí estaba ella... tan hermosa como siempre, aquella brillante llama que se movía de un lado para otro, rodeada de su particular piscina de cera fundida. Era la coronación de una gran vela cilíndrica, de color morado, ideal para la tensión nerviosa, pues estaba hecha de los mejores frutos del bosque, hierbas y maderas, totalmente natural y que desprendía un delicioso aroma. Era una vela perteneciente al grupo de aroma-terapia.

Me había quedado eclipsada contemplando la deliciosa llama. Su movimiento zigzagueante, me hipnotizaba y la mente se liberaba. Me invitaba a fantasear por un rato, mientras a su vez escuchaba música relajante; flauta, piano, pájaros, cánticos, olas de mar y un sin fin de sonidos celestiales. Había sido un día duro y me encontraba perdida en un océano de pensamientos negativos que me hacían sufrir. Era como si mi mundo se tambaleara bajo mis pies y no encontrara apoyo en ningún lugar.

Entonces, me centré en su visión... siempre pensé que una vela produce serenidad y apacigua las penas del corazón. Parece que invitara a descansar de tanto pensar, pues repasar toda una vida es una tarea dura, sobre todo cuando te acecha la culpa, el error y la pérdida de tiempo. Pues allí estaba yo, buscando un poco de paz en mi interior, porque a estas alturas ya no sabía ni lo qué hacer, ni con quien contar. Sólo sabía que en ese momento estaba yo sola, como casi siempre y nadie se acordaba de llamarme.

Hacía semanas que el móvil ya no sonaba, pero aún así, me había decidido por cambiar de compañía telefónica, con la seria intención de poder llamar más a los que yo suponía que eran mis amigos... De todas formas, es como si presintiera que la gente te ve con el ánimo bajo y conspirarán contra ti, para hacerte el vacío. Y así me sentía yo mirando esa emblemática llama, como si me consumiera como ella, como símbolo de vida y a la vez muerte, pues cuando se apague, todo habrá terminado. Ya no quedará nada, salvo las cenizas... todos los instantes de estar vibrante, ardiente, habrán pasado a la historia.

Esa era la sensación que me producía mirar la llama. Mi luz andaba cambiando de dirección según el viento que soplara, como una veleta, porque extrañamente en aquella habitación debía de haber alguna presencia, que no para de inquietar su luz... Tal vez, sería mi alma, que no paraba de darle vueltas para tomar una decisión radical. Me había cansado de sufrir, de repetir historias pasadas, de ser buena y comprensiva con la gente, de dar oportunidades nuevas, de buscar a personas que te habían obviado. Siempre era la misma historia, yo al frente de todos ellos, para volverlos a reunir en armonía, pero mi energía se agotaba, ya me quedaba poca.

Notaba que los días cada vez iban más rápidos y eso que no hacía nada. Alguien me estaba robando mi tiempo y no me estaba dando cuenta. Quizás era que me pasaba el tiempo esperando a que ellos reaccionarán, pero cada vez era más evidente que mi esperanza menguaba más. Mis días pasaban entre sueños y pesadillas. Al rato me creía feliz, amada y al otro repudiada y olvidaba. Era la marioneta del mundo sin dueño, todo el mundo decía quererme, pero nadie me cuidaba, al final sentía una y otra vez el abandono.

A su vez, veía expectante como no solo mi mundo se venía abajo, pues también se iba el de aquella o la otra familia. Hacía ya unos cuantos años, que el derecho a tener un trabajo digno, había desaparecido y yo me preguntaba, cómo las personas podrían seguir viviendo, si las arcas se iban agotando lentamente, pues nadie se encargaba de llenarlas... Presenciaba el irremediable final, no era el mío, era el de todos y aún así, nos perdíamos con minicias tontas. Cuando la vida siempre ha sido maravillosa vivirla, la naturaleza con sus sonidos, sus olores y colores. Hay que estar en medio de ese mundo para sentirse pleno.

Yo recordaba que más de una vez me sentí así, en el paraíso, rodeada de belleza y su amor me envolvía, quedándome sumergida en una nube flotante. Tuve la suerte de viajar por medio mundo y ver con mis ojos escenas espectaculares, que ahora aquella llama me traía del baúl de los recuerdos a mi presente, a mi ahora, como una dulce ráfaga de aire fresco. Eso me hacía grande, hacía que todas mis penas se diluyeran por momentos y que ninguna persona me robara mis bonitos pensamientos.

Me animaba a seguir peleando por creer que aún no es tarde si la dicha es buena. Sabía que volvería a sentirme viva, solo tenía que seguir luchando día sí y día también, aunque viera a mi alrededor que los edificios se caen, se apaga el mundo. Tenía que seguir brillando como aquella llama inquieta. Y ahora, me vuelvo a concentrar en su llama y todo lo que ella significa. Segundos, minutos, horas... me quedaba mirándola y sintiéndome viva, mi cabeza ya no piensa, solo siente... Estoy bien, todo va según lo previsto... No sé cómo lo haré, pero sé que conseguiré mi meta.

Era una cuestión de mera confianza en uno mismo, saber que lo que empiezas, lo vas a terminar, que nada, ni nadie te va a desanimar otra vez.... Porque muchas veces los desánimos no venían del presente, de personas directamente... venían de recuerdos del pasado, de conversaciones de personas que recuerdas, de escritos que escribiste cuando tenías un sentimiento en concreto, de noticias del telediario o simplemente de caras que observas en la calle. Sentía muchas veces, que estaba rodeada de negatividad y que tenía que luchar contra ella. Debía hacerlo yo sola, porque muchas veces esas personas que yo pensaba que podían ayudarme, estaban también distorsionadas por otros problemas. De pequeña me educaron a pensar que uno nace desnudo y se va de este mundo sin nada, así que yo sola tenía que resolver mis problemas, no podía permitirme el lujo de apoyarme en nadie, era Juana de Arco contra la Cruzada Real, la vida misma.

Soñar estaba muy bien, tener imaginación era genial, pero había llegado ya la hora de emplearme a fondo y demostrar que efectivamente yo valgo para mucho que para hablar o escribir, que puedo resolver otros problemas, que puedo crear vida, crear trabajo y dar buenos resultados, sólo tenía que ponerlos en práctica. Demostrar al mundo que aunque uno ya tiene sus años, todavía es válido para muchas más cosas. Era la hora de salir de la concha, pelear por lo que uno quiere en su vida.

Y me vuelvo a centrar en la llama, es como si ella me hablara. La miro y la remiro, me transmite tanto, es la brújula de la vida, la bola de cristal que te hace ver más allá del momento... la magia sale de ella, ya la noto, me produce tanta paz... Ella me dice que todo saldrá bien, que lo que parece insalvable, al final saldrá adelante, que conseguiré mis anhelados sueños, me ve con esa deseada familia, feliz en el hogar y triunfante en mi trabajo. Respiro a fondo y me digo, ya está se acabaron los malos pensamientos, otra vez me he vuelto a recargar de energía positiva. Ha resultado nuevamente fácil, pues una simple llama, me ha devuelto paradójicamente mi llama, la chispa de mi vida.

Después de esta sesión hipnotizante, me levanto de mi cómodo asiento, me pongo en pie, corro las cortinas del balcón. Se ha hecho de noche. Hay Luna llena y a lo lejos su luz ilumina la inmaculada nieve de la sierra. Hace una bonita noche. Al final el día se tornó hermoso. Miro las estrellas y veo pasar una estrella fugaz. Otro símbolo más de que todo saldrá bien, que no tengo que preocuparme. La constelación me apoya y las estrellas me guiñan con su luz. Mi amiga la Luna, me sonríe, ya no está triste y luce su mejor cara para mí, porque detrás de ella, está el reflejo de él. Sí, es verdad, soy afortunada... en mi interior guardo el mejor sentimiento "estoy enamorada" y además me corresponde, por eso por qué preocuparse ahora... La llama asiente, mi bella llama, gracias por alumbrarme nuevamente.


PD: Esta historia fue escrita el 1 de Febrero del 2012

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