lunes, 18 de julio de 2016

Carta a mi Querido Desconocido...

Me produces una gran mezcla de sentimientos y la verdad es que no sé ni lo que hacer con ellos... Por un lado, llevo casi 12 días intentando repudiarte, intentando alejarte de mi cabeza y llevarte al olvido, del sitio donde estabas hace un par de meses... pero yo es que no soy la misma persona que hace unos años. Lucho continuamente por encontrarme en paz conmigo misma, por no tener dentro de mí ningún obstáculo que me diga que tuve malos pensamientos con alguien en mi vida... y no resulta nada fácil.

Tengo un carácter guerrero, dentro de mi aparente estado pacífico. Me fastidia tanto que la persona en la que yo me fijo, no me valore tal como soy... Y eso es lo que tus hechos, tus comportamientos, me llevan a pensar... La respuesta es simplemente nada... es silencio... es eco a mis ganas vacías... es olvido...


Tal día como hoy podrías estar feliz y tampoco lo compartes conmigo... Definitivamente, mi corazón se lleva otra puñalada trapera de esas que te proporciona el destino por intentar comprender a alguien que en su día ya rechazaste... Duele, escuece... quisiera gritarlo a los cuatro vientos... pero no soy una víctima, soy una guerrera y sólo me freno, por si algún día aparece la ocasión de poder comunicar lo que en su día sentí.


¿Qué me llevó a prohibirle mi comunicación? Fue algo tan sencillo, como elegir entre él o yo. Y elegí mi salud. No tenemos el mismo concepto del amor. Cuando tienes relaciones íntimas con alguien no es un acto placentero de una vez. Ahí te estás dando, estás amando y entregando parte de ti. Esa entrega es totalmente incondicional y nacida del puro deseo de repetirse una y otra vez, de querer compartir tu vida con esa persona, de contribuir a una comunicación más allá de las palabras... Esos eran mis valores y siguen siéndolos... Al final con él, con mi querido desconocido, sin apenas conocerlo, todo se vuelve frío y calculador. Es solo un momento placentero y vacío, que sólo significa lo que significa, compartir un momento puntual y luego sigues con tu vida, como si aquello no hubiera sucedido... Quieres más y no hay nada más, sólo vacío y olvido. Resignación y sometimiento a las reglas de una sociedad que te dice que es normal, sólo es un momento animal, de puro instinto, donde los sentimientos nunca existieron y tú los regalaste al vacío, sin ni siquiera saber la razón de esa situación.


Bueno, te dices... pasa página, no te dejes llevar por tu orgullo que quiere una justificación ante un hecho que no te gustó, que pasó de ti, que te ignoró y te ninguneó... El pobre desconocido no tenía maldad... total él es así, no tiene opción a cambiar...seguirá su vida así y ni siquiera sabrá el por qué... Con suerte, puede que vea la luz en alguien, que a su vez no se fije en él y el mundo seguirá huérfano... Le entregaremos nuestro cariño a nuestras mascotas, porque somos incapaces de dársela a nuestros semejantes... 


El mundo sufre  en silencio de incomprensión, de falta de tiempo, de ser empático... e incluso, de los que tienen de esto, también padecen... porque no son máquinas y les duele que les rechacen una y otra vez... y crean su armadura, su actitud pasota y seguimos con el mundo a ciegas...


Mucha fuerza interna hay que tener, para no hundirte cuando le das tu energía a alguien que no sabe verla, porque está ciego o porque está en otro nivel... Sí, energía, nivel y otras terminologías que suenan a chino, que no son tangibles, ni demostrables, pero las sientes... Cada uno es capaz de sentir y saber si cuando toma una decisión o actúa de una forma u otra, lo hace acorde a sus valores, a sus metas o  no metas... Cada uno sabe si está bien consigo mismo... no es necesario preguntárselo.






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