Por Enero del 2012, leyendo varios periódicos me encontré este artículo y me pareció muy interesante, digno de que lo leyera más gente.
Javier Tirapu Ustárroz neuropsicólogo.
"El ser humano cada vez es más torpe. Caminamos hacia la imbecilidad"
Premio Nacional de Neurociencia, Tirapu ha dedicado su vida
profesional a investigar la relación entre cerebro y conducta. Este
especialista alerta del peligro de "domesticación del ser humano" por
la tecnología y reivindica "al hombre que se mueve, razona y se
emociona".
¿Las patologías mentales son
trastornos del cerebro? Lo que hasta ahora se llamaban trastornos o
enfermedades mentales tienen un correlato en el cerebro, son
disfunciones del sistema cerebral. No son trastornos de la mente sino
del cerebro. Cerebro y mente son lo mismo. La mente es el tejido
cerebral cosido por los hilos del tiempo.
¿Cerebro e identidad
son lo mismo? No, pero en el cerebro está la conciencia de lo que uno
es. Nunca se podrá hacer un trasplante de cerebro porque si a mí me
trasplantaran su cerebro al despertarse sería usted con mi cuerpo, es
decir, le habrían hecho un trasplante entero de cuerpo, porque yo me
levantaría con su identidad, por tanto, reconocemos que en nuestro
cerebro está nuestra identidad. Hay muchas cosas en el cerebro, pero
las más sublimes son las que hemos estudiado más: la inteligencia, la
conciencia de cómo soy, la empatía y ahora tenemos mucho interés en
estudiar las emociones porque han sido menospreciadas, cuando son
cruciales para el funcionamiento humano y son las que en última
instancia guían la conducta.
¿Qué relación hay entre
cerebro y emoción? No todo está en el cerebro, las emociones están en
el cuerpo, que es el escenario donde se despliegan. En el cerebro
existe una región, la ínsula, que saca fotografías continuamente de
cómo está el cuerpo y hay un momento en que advierte de que en él está
cambiando el estado de las vísceras, es decir, de que se está sintiendo
una emoción. Por sentido común se piensa que primero se tiene miedo y
luego se tiembla, pues sucede al revés, primero se tiembla y luego se
siente miedo, porque el cerebro reconoce las señales del cuerpo y dice
que eso que se está sintiendo es la emoción miedo.
¿Puede
el cerebro gobernar las emociones? Sí, pero no tan fácilmente como la
gente cree. Ha habido una corriente en psicología que planteaba algo
que parece de sentido común: el ser humano es racional, piensa y puede
controlar o dominar las emociones con la razón. La razón está en la
corteza prefrontal, justo detrás de la frente, y las emociones hay seis
básicas, alegría, tristeza, miedo, ira, asco y sorpresa, con éstas
construimos otras más complejas, las emociones sociales, como la culpa,
la compasión, el amor están en el sistema límbico. Las vías que van
del sistema límbico hacia el cortex prefrontal, o sea de las emociones a
la razón, son muchas, pero las que van de la razón hacia las emociones
son pocas. Esto quiere decir que el poder de las emociones para
contaminar a la razón son muy fuertes, pero la razón tiene muy poca
fuerza para dominar al sistema emocional.
¿Tenemos más
emociones negativas que positivas? Hay una positiva, la alegría, a las
otras las llaman emociones negativas. Esto tiene una implicación
importantísima porque si dices que algo es negativo debe ser eliminado,
por tanto cuando alguien siente tristeza miedo o ira debe ir
rápidamente a un médico para que le anestesie estas emociones. La
pregunta que surge entonces es: ¿por qué y para qué la evolución puso
este sistema emocional en nuestro cerebro? Son señales de alarma que
manda nuestro cuerpo al cerebro para decirnos que algo no va bien y
poner en marcha mecanismos para solucionarlo. Me gustaría que la
palabra negativa se transformara en desagradable, son emociones que no
es agradable sentir, pero que debemos escuchar antes de anestesiar
porque nos están diciendo que debemos cambiar algo en nuestra vida.
Dibuja
al ser humano como un manojo de emociones y sentimientos... No,
estamos planteando que el hombre no es todo lo racional que cree ser y
que todos los procesos humanos, por sublimes que sean, son una
interacción entre procesos de razonamiento y procesos emocionales. El
ser humano es razón y emoción. Lo que nos hace auténticamente humanos
es la integración de un magnífico sistema racional con un magnífico
sistema emocional. El ser racional puro no existe, salvo la
inteligencia artificial o los ordenadores.
¿Y el ser
pasional puro? Sí, pero son trastornos de personalidad. Se manejan
absolutamente con las emociones, no saben regularlas, tienen problemas
de estabilidad emocional. Ser pasional puro no es bueno.
"Una lesión cerebral puede cambiar la identidad: una monja se volvió promiscua e intentó matar a su psicólogo con un martillo"
¿Cómo
se sabe cuando un cerebro no funciona bien? Lo principal del ser
humano es la conducta. Todo lo que trabaja el cerebro se acaba
convirtiendo en movimiento. Básicamente somos conducta. A nosotros nos
traen una persona en la que se ha observado una conducta anómala, de
cualquier tipo, que camine mal o diga que tiene micrófonos en casa y que
la policía le persigue, ambas manifestaciones son anómalas, una motora
y la otra una idea delirante, y sabemos que eso no responde a la
normalidad. Lo que hacemos entonces es ver qué pasa en los cerebros de
estos sujetos. Ahora lo podemos hacer con pruebas en las que hacemos
preguntas a esas personas y sabemos con bastante finura qué parte del
cerebro se activa para contestar a cada una, por tanto podemos hacemos
un perfil de qué partes del cerebro son disfuncionantes en diferentes
patologías. Además, hoy en día contamos con la neuroimagen funcional.
¿Los
daños en el cerebro en qué se traducen? Cuando alguien se lesiona el
frontal hemos visto que las lesiones producen diferentes alteraciones
dependiendo de dónde estén en el lóbulo: si te lesionas en la zona
orbital, justo detrás de la órbita del ojo, serás un tipo desinhibido,
jocoso, irresponsables, no atenderás a las normas sociales, no tendrás
empatía, te volvías un disocial, con rasgos psicopáticos, de hecho hay
casos descritos de psicopatías adquiridas tras lesiones orbitales. Si
te lesionas en la zona de la sien, tendrás más alteración en el
razonamiento puro, no sabrás razonar bien, además, tendrás cierta
apatía. Y si te lesionas por debajo de la órbita del ojo pero un poco
más hacia el interior, donde se unen la razón y la emoción, esto es lo a
que nosotros más nos ha interesado, vas a tener problemas en procesos
de toma de decisiones, de empatía y de conciencia de lo que eres,
porque aquí están las neuronas de la empatía.
"El ser humano es razón y emoción; el racional puro no existe y el pasional puro sí, pero es un trastorno"
¿Puede
el daño cerebral cambiar la identidad? Sí. Nosotros hemos publicado
varios casos. El más llamativo es el de una chica que era monja. Era un
persona absolutamente normal. Buena persona, creyente. Tuvo un
accidente de coche y se lesionó justo en la zona orbital, encima de la
órbita de los ojos, y empezó a tener conductas de consumo de drogas, de
promiscuidad sexual, pegaba a sus padres, de hecho tuvieron que poner
una orden de alejamiento, incluso intentó matar a su psicólogo con un
martillo. Los padres, el entorno e incluso los profesionales no
comprenden a estos pacientes muy bien porque les atribuyen mala
intención. El problema de los pacientes con lesiones en esta zona es
que no tienen ninguna empatía y se dejan llevar por sus instintos más
básicos, satisfacer sus necesidades más primarias, esto guía sus
conductas. Son casos de psicopatía adquirida, personas que no nacen
psicópatas, pero a los que una lesión les hace psicópatas.
¿Y
el caso contrario? También hemos tenido gente impulsiva, que corría en
coche, que se drogaba y que tras sufrir lesiones en cierta parte del
cerebro y ahora son dóciles, fáciles de dominar, obedientes, un tanto
pasivos y apáticos. La familia nos dice cuando los vamos a recuperar
que casi los dejemos cómo están. Se gana socialmente con estos
pacientes, el problema es cómo se sienten ellos por dentro.
¿Son
diferentes el cerebro masculino y el femenino? Hay un estudio en el
que a una persona le dan un estímulo doloroso y luego tiene que
aplicarlo a otras personas, pero previamente éstas hacen algo y ella
debe decidir si se merecen el estímulo doloroso. Las mujeres,
independientemente de que lo merezcan o no, activan neuronas para la
empatía, en cambio los varones si creen que se merecen el castigo no
estimulan las neuronas para la empatía. Las mujeres son más empáticas.
¿Esto
tiene efectos ideológicos? El problema de la neurociencia es la
interpretación ideológica. Si yo digo lo de la empatía tal vez esté
justificando a un maltratador: como los varones tienen menos neuronas
para la empatía cuando creen que su pareja se merece el castigo, les
dan una paliza y las matan. Me gustaría que la gente tuviera claro que
el deber de los hombres de ciencia es explicar las cosas, otra cosa es
justificarlas, eso no lo hacemos. Las grietas del conocimiento se
rellenan con pasta de ideología y cada uno aplica la que le gusta, por
ejemplo, sabemos que cuando ponemos a hombres varios tarros para oler
de diferentes líquidos sin que sepan qué son hay uno con el que les cae
la testosterona en picado, se les inhibe absolutamente el deseo
sexual. ¿Qué hay en ese bote? Lágrimas de mujer. Cuando una mujer
llora, en el hombre genera el acercamiento cariñoso, el consolarle,
para lo cual ancestralmente el olor de lágrimas hace que caiga la
testosterona y se le olvide el deseo sexual y se dedique a lo que debe
hacer: cuidar a su pareja, mimarla. Pero ha olido sus lágrimas, ha
bajado su testosterona, se ha feminizado en ese rato y puede tratarla
con el cariño que merece. Es curioso y bonito.
Es
fascinante que el cerebro colabore en el autoengaño humano... El
autoengaño es la capacidad del ser humano para mantener la imagen que
ha creado durante años de sí mismo. Cada uno de nosotros tiene en su
cerebro una idea de sí mismo y ésta le protege de los demás. Esta
imagen, en la mayoría, es mejor de la que tienen los demás de mí. No
estoy preocupado por la autoestima, la gente la tiene bastante buena.
La imagen de uno mismo la guardas en el hemisferio izquierdo, cuando
viene información nueva, si va bien con esa idea, la dejas pasar al
hemisferio izquierdo para reforzar esa imagen, pero si por el hemisferio
derecho entra información que la contradice lo que haces es expulsarla
y generar una historia para justificar que esa información no puede
ser integrada en el cerebro porque de alguna manera supondría un
cataclismo para la idea que tienes de ti mismo.
Existe un
debate científico para saber si el ser humano es cada más imbécil o
más listo. ¿Hay ya una conclusión? No. Mi idea es que vamos a ser más
torpes. Si creo que el ser humano es un ser que se mueve, razona y
actúa con sus emociones, tenemos un panorama en el que los sujetos no
piensan mucho porque tienen máquinas que lo hacen por ellos y les
extraen rápidamente el conocimiento pulsando una tecla y utilizando un
buscador llamado Google; no dejamos que las emociones convivan con
nosotros porque en cuanto son desagradables las anestesiamos, y en
cuanto a la conducta cada vez nos movemos menos, es decir, estamos en
el sofá rodeado de mandos y nuestra única dificultad es saber qué mando
corresponde a cada aparato. Por tanto, tenemos un ser pasivo, que
recibe información pasiva y que tiende a anestesiar sus emociones
rápidamente en cuanto son desagradables. Esto crea un ser más torpe,
más incapaz, más inútil, limitado.
¿Frente a qué modelo?
Reivindico al ser que se mueve, se emociona, razona. Aquel que se mueve
literalmente por la curiosidad y el interés por aprender, pero un
aprender le sirva para poner en marcha conductas. El aprender para
guardar información en el cerebro sin utilizarla no es práctico, así
tendremos una gran memoria, pero ¿para qué?
¿Son compatibles la
empatía y las redes sociales? Cuando dos personas están una frente a
otra lo primero que se miran son los ojos, luego la boca, después la
cara al completo y finalmente el cuerpo. Todos hacemos esto. Pero
cuando nos escribimos a través del ordenador sin vernos las caras, ¿ no
estaremos perdiendo esa riqueza de la mirada, de sostener y decirnos
cosas con la mirada? Podría sorprender la cantidad de cosas que
podríamos saber de alguien por la mirada.
¿A qué nos puede
llevar esto? No estamos viendo a la gente cómo se mueve, cómo nos
mira, estamos creando incluso a veces algo que es peor, identidades
falsas de nosotros mismos, por ejemplo, con la idea de seducir. ¿Todo
esto va a hacer que el ser humano sea cada vez más empático, capaz de
resolver situaciones, de razonar o, por el contrario, todo lo va a
tener hecho y esta pasividad le va a hacer domesticarse cada vez más?
Yo estoy por la idea de que estamos en la segunda fase de la
autodomesticación del ser humano. Esta pasividad le va a hacer
domesticarse más, ser cada vez más incapaz y estar rodeado de aparatos
que hagan las cosas por él.
¿Caminamos hacia la imbecilidad? Sí, un poco sí.
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