Pienso que este refrán transmite una verdad como un templo, es de buena persona dar las gracias, agradecer. Hoy
en día es bastante raro encontrar personas que agradezcan algo, lo que
sea, que se sientan agradecidas. Más bien ocurre lo contrario, que nos
pensamos que vamos sobrados de educación y que no hace falta
gastar energía en algo tan trivial como transmitir agradecimiento. El
ser agradecido tiene mucho que ver con la educación, pero no entendida
como instrucción, sino como algo inherente a nosotros, algo más genético
y hereditario.
Hay personas humildes y con pocos conocimientos que
pueden ser los más agradecidos del mundo, y al revés, los hay de muy
buena cuna y buenas maneras de cara a la galería, pero que luego son
unos altivos que no contemplan la palabra gracias en su vocabulario,
porque piensan que el favor recibido es una obligación a ellos debida. No
hay nada que me rebele más que la mala educación de las personas, y
mi indignación hacia los maleducados es directamente proporcional al
nivel social y cultural que estos ocupan.
Es evidente, y se constata desde hace tiempo, que estamos ante una crisis de valores. Palabras tan normales como por favor y gracias están cayendo en desuso, hasta tal punto, que cuando escuchas a alguien pronunciarlas parece un poco marciano. Pienso
que una de las claves para ser y mostrarse agradecido es la
humildad, el ser consciente de que una no es el ombligo del mundo, sino
simplemente una más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario