Final de semana y quería acabar
con este artículo que no deja de llamarme la atención, porque siempre he
pensado que la información, el conocimiento, la educación es síntoma de
evolución, por eso pienso que la clave del progreso está en las aulas, en el
saber enseñar y que llegue al máximo de alumnos. La educación nos da libertad y
paz. Si tienes unos minutos... sería interesante que leyeras y vieras este
video... Lástima que aquí falte tanto de eso... Educación.
Finlandia tiene algo que enseñar
al mundo: cómo enseñar. El sistema educativo del país nórdico es el mejor del
planeta según los últimos informes PISA. Tony Wagner, experto en innovación en
educación, viajó a Finlandia el pasado Mayo para descubrir las claves del éxito
de este sistema educativo y descubrió algo revolucionario: la educación se basa
en la confianza, la transparencia, el respeto y en enseñar a pensar en vez de memorizar.
Está claro que la educación es
mucho más que una colección de conocimientos. Pero lo que no era tan obvio
hasta ahora era que un sistema educativo eficaz se sustenta en la confianza. En
Finlandia, la comunidad confía en los colegios, la población confía en los
profesores y los maestros confían en los alumnos.
“Los políticos, los pedagogos,
los empresarios, los estudiantes… Todos saben que la educación es el principal
recurso del país para competir en el mercado internacional y para construir una
ciudadanía cívica”, dice Wagner en ‘The Finland Phenomenon: Inside The World’s
Most Surprising School System’, el documental que presentó en Madrid como
inauguración del Global Education Forum 2011.
“Hace unos años el sistema estaba
mucho más centralizado pero descubrieron que los resultados eran mejores si
cedían más poder y autonomía a los colegios”, comentó Wagner. Esa es una
muestra de la confianza de la población en el sistema.
Cada colegio tiene autonomía para
organizar su programa de estudios. La planificación educativa es consensuada
entre los profesores y los alumnos. Los adolescentes dan su opinión sobre las
propuestas de los docentes, informan de sus intereses y participan en la
organización del curso. Un hecho que Wagner atribuye a un sistema basado en la
transparencia.
La participación de los
estudiantes garantiza que se incluyan los temas y las herramientas educativas
que les motivan. En las clases de Finlandia se proyectan vídeos de YouTube, se
preparan temas investigando en Wikipedia o Facebook, utilizan cómics y escuchan
música… No existe una vida dentro del aula diferente a la vida detrás de sus
puertas, y la tecnología, igual que ocurre en sus casas, se utiliza a menudo en
clase.
La autonomía de los colegios se
enmarca dentro de un sistema en el que la educación se concibe como algo
gratuito e igual para todos. Los niños tienen acceso a centros de enseñanza
similares y no pagan por el material. Los colegios proporcionan libros,
ordenadores e incluso la comida.
Los profesores en Finlandia son
muy respetados y, según un experto entrevistado en el documental, “gozan de una
gran reputación”. Para llegar a ser docente es necesario cursar tres años de
licenciatura y dos años de máster. El acceso requiere una nota elevada y una
prueba de selección. En el último año, por ejemplo, de 1.600 solicitudes
destinadas a cursar los estudios para formar parte del profesorado solo pasaron
las pruebas el 10%.
“Los profesores no solo enseñan
materias en los colegios. En nuestro pueblo a menudo vamos a pedirles consejos
sobre todo tipo de asuntos”, cuenta un finlandés en el documental. El respeto
hacia el profesor en ese país parece haber encontrado el equilibrio entre la
obediencia ciega que se profesa en Oriente y la falta de consideración que se
observa a menudo en algunos países occidentales.
“La comunidad confía en los
profesores porque saben que han sido muy bien preparados. Los alumnos con
mejores resultados son los únicos que pueden acceder a la docencia”, asegura
Wagner.
Los profesores, además, aman
realmente su trabajo. “Explican de forma divertida y con mucha vitalidad”,
asegura un entrevistado en el documental. Han pasado varias pruebas y una
formación exigente hasta conseguir su puesto de trabajo y, según comenta Wagner
en el documental, los maestros finlandeses desarrollan su actividad hasta la
jubilación.
En otros países, como EEUU, una
investigación reciente revelaba que, siguiendo las tendencias actuales, el 80%
de los profesores habrán cambiado de profesión en cinco años. Además, “los
finlandeses reciben coaching durante toda su carrera profesional para realizar
su trabajo cada vez mejor”, indicó Wagner. “Los profesores saben que tienen que
innovar todos los días en clase”.
La relación de confianza cierra
el círculo en Finlandia. La comunidad y los alumnos confían en los profesores,
y los profesores confían en los alumnos. Durante las horas lectivas los
profesores se ausentan del aula, cuando lo consideran oportuno, para que los
adolescentes trabajen solos en sus proyectos. No conciben un sistema de control
y tampoco es necesario. “Las personas se comportan mejor y consiguen mejores
resultados cuando se encuentran en un entorno de confianza. Cuando solo hay
quejas se convierte en un sistema enfermo”, asegura Wagner.
Los adolescentes conocen bien la
importancia de la educación y desde muy jóvenes pueden elegir si quieren
estudiar la ‘educación general’ (la que prepara para ir a la universidad) o la
‘vocacional‘ (formación técnica para un oficio). “Los estudiantes están muy
motivados y por eso están tan bien educados”, dice una profesora en el
documental.
La enseñanza en Finlandia no se
reserva solo al colegio. De hecho, la enseñanza obligatoria comienza a los 7
años y los niños tienen menos horas lectivas que en otros países. “En casa es
donde empiezan a aprender la lengua y a socializarse”, dice el estadounidense.
“En el colegio la socialización sigue siendo muy importante. La relación con el
profesor es fundamental y resulta muy cercana porque no hay más de 20 alumnos
por clase. El número de matriculados en un colegio también es muy reducido. No vi
ningún centro con más de 500 niños”.
La metodología ha abandonado las
memorizaciones típicas del sistema educativo de la Ilustración y hace énfasis
en el “desarrollo de la curiosidad, la
creatividad, la experimentación… No es una cuestión de transmitir
información. Para los finlandeses es más importante aprender a pensar que
aprender a repetir”, comentó Wagner.
La versión práctica de este
método de enseñanza se manifiesta, por ejemplo, en realizar proyectos basados
en crear una empresa. Los alumnos se organizan por grupos para aprender a
trabajar en equipo e incluso pasan una noche durmiendo juntos. “Esto hace que
el grupo funcione mejor. Nos conocemos más y aprendemos a convivir”, comentaba
un estudiante en el documental. “Esto nos hace ver que tú solo no puedes
hacerlo todo. Tenemos que colaborar”.
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